En este humilde lugar del ciberespacio deseo dejar constancia de una
obra que no es mia. Simplemente soy un amanuense de la obra de un hombre
de letras que descubrí por casualidad.
Siguiendo la
tradición no escrita de muchos descendientes que en vacaciones vuelven
al lugar de origen de sus ancestros, tengo la costumbre de pasar la
canícula estival en un pueblo de La Rioja, Ausejo.
Como
en muchos otros pueblos de la comarca, se aprovecha el mes de agosto
para celebrar las fiestas patronales y, tambien como en muchos otros, se
edita un programa de fiestas con lo actos programados. Además, es
costumbre incluir fotografías antiguas, y el resumen anual de
actividades de las sociedades del lugar.
Sin embargo,
el programa de fiestas de Ausejo incluye algo especial, el poema que
todos los años dedica un veterano parroquiano al pueblo, a los niños, a
sus gentes, etc..
No soy ningún entendido en literatura
y mucho menos en poesía, pero sus versos transmiten amor por el pueblo y
por sus gentes, por sus costumbres, por lo que fueron, son y serán.
Hace
unos días tuve el honor de enviar un trabajo mío a un catedrático de la
Universidad de Cadiz y como tuvo la amabilidad de darlo a conocer a
otras personas me recordó las palabras de Antonio Machado:
"En cuestiones de cultura y del saber, sólo se pierde lo que se guarda; sólo se gana lo que se da”
Ello
me ha decidido a transcribir a éste humilde lugar los poemas que he
recogido de los programas de fiestas de los últimos años.
Si el autor me lo autoriza, iré añadiendo infinidad de otros poemas que tuvo la amabilidad de proporcionarme para su lectura.
A, por cierto, no les he dicho todavía el nombre del poeta: Máximo Sicilia.